Este blogpost, que escribí durante los primeros días de clase, en octubre de 2024, va dedicado a todas aquellas personas que comienzan un nuevo capítulo en su vida y que, como yo, están sintiendo esos nervios que te recuerdan que estás vivo y en movimiento.
Pienso en todo esto mientras voy hacia la universidad. Aquí estoy, subido en un autobús madrileño, disfrutando del vaivén, observando a las personas, sintiendo el movimiento de la ciudad. La verdad es que me encanta no tener conducir; el transporte público es muy bueno aquí. Este desplazamiento me recuerda que la vida está llena de pequeños detalles que muchas veces pasamos por alto por estar un poco en “piloto automático”.
A propósito de eso, quiero compartir algo personal, algo que quizás nunca pensé volver a sentir: muchos nervios, muchos. Sí, esos nervios que hace tiempo parecían cosa del pasado han vuelto a aparecer en mi vida, esta vez, al comenzar el primer día del Máster en Dirección de la Comunicación y Asuntos Públicos en la Universidad Europea.
Creo que he descubierto la fuente de la juventud, mi propia fuente de la juventud. ⛲
No es broma, pero tampoco es una poción mágica, ni un elixir oculto. Mi fuente de la juventud es, simplemente, aprender. Porque aprender es enfrentarme a cosas nuevas, a desafíos que me sacan de la zona de confort de los «cuarenta y algo» que tengo, y me obligan a dejar atrás creencias limitantes, prejuicios, y conceptos que me mantenían muy cómodo y relajado en el sillón de mi oficina.
Cada vez que aprendo, que me expongo a algo diferente, rejuvenezco, porque vuelvo a sentir esa energía, esa chispa que nos hace humanos. Sentir nervios es una de esas señales de que estamos vivos, de que estamos en un camino hacia algún lugar que aún no tengo muy claro, pero sé que está bueno.
Lo interesante es que, a medida que maduramos, tendemos a evitar situaciones que nos generen nervios o incomodidad, porque nos hacen sentir vulnerables. De hecho, cada vez que un catedrático desafía mis puntos de vista bien establecidos, me siento un poco así, pero la verdad es que, cuando dejamos de sentir esas mariposas en el estómago, es cuando comenzamos a estancarnos.
Qué rico sentir nervios 😬
Qué curioso, pienso, en los últimos 15 años he dado conferencias, brindado entrevistas a medios de comunicación y hablando frente varios salones de clases de universidades, escuelas e institutos. He viajado por el mundo con la tuna (una agrupación musical universitaria), interpretando música ante públicos diversos como el Papa Francisco o en escenarios como el Teatro Municipal de Lima y el Estadio Nacional; y aun así, aquí estoy, sintiendo esos nervios nuevamente. Y me doy cuenta de que son las mismas sensaciones que sentía antes de subirme al escenario o dar una conferencia. Esos nervios que siempre me han acompañado, y que hoy vuelven a aparecer, esta vez al enfrentar un nuevo reto académico.
Iniciar este máster me ha recordado lo importante que es nunca dejar de aprender. No solo porque me obliga a cuestionar lo que doy por sentado, sino porque me mantiene muy fresco, con una visión renovada de la vida y de mi profesión. Es fácil caer en la rutina, en pensar que ya lo sabemos todo o que ya hemos alcanzado nuestras metas. Pero la realidad es que siempre hay algo nuevo por descubrir, algo que puede sacudirnos y despertarnos de ese confort en el que a veces caemos. Este inicio me está haciendo cosquillear el estómago de nuevo y miro al futuro con una esperanza renovada, con la emoción de lo desconocido.
Para mí, este nuevo reto trata de adquirir nuevos conocimientos, de conocer personas de otras partes del mundo y de aprender a ver las cosas con una perspectiva diferente. La juventud, he descubierto, no está en la edad, sino en la capacidad de seguir exponiéndose a nuevas experiencias, a sentir esos nervios y a mirar hacia adelante con la curiosidad intacta.
Y como dicen por aquí, ¡vamos a por más! 💪🏻
Espero que este post te sirva mucho para conectar con nuevas experiencias y mirar al futuro con entusiasmo. Si deseas conversar sobre este u otros temas de comunicación, no dudes en contactarme. Estaré encantado de hacerlo. ¡Hasta luego!